lunes, 27 de abril de 2009







MUJERES




Mañana de suburbio


y el autobús se acerca a la parada.


Hace frío en la calle, suavemente,


casi de despertar en primavera,


de ciudad que no ha entrado


todavía en calor.


Desde mi asiento veo a las mujeres,


con los ojos de sueño y la ropa sin brillo,


en busca de su horario de trabajo.


Suben y van dejando al descubierto,


en los cristales de la marquesina,


un anuncio de cuerpos escogidosy de ropa interior.


Las muchachas nos miran a los ojos


desde el reino perfecto de su fotografía,


sin horarios, sin prisa,


obscenas como un sueño bronceado.


Yo me bajo en la próxima, murmuras.


Me conmueve el recuerdo


de tu piel blanca y triste


y la hermandad humilde de tu noche,


la mano que dejaste


olvidada en mi mano,


al venir de la ducha,


hace sólo un momento,


mientras yo me negaba a levantarme.


Que tengas un buen día,


que la suerte te busque


en tu casa pequeña y ordenada,


que la vida te trate dignamente.
García Montero

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